martes, 8 de junio de 2010

“México Coyuntural: ¿y eso es todo?”

Por Aldo González Melo

Después de alzarse victorioso en su guerra fugaz en contra de la cultura mexica, Hernán Cortés ordenó se comenzará lo antes posible con la construcción de una nueva ciudad, una ciudad bajo el estilo y la tradición europea. Pronto, Cortés se vio en “la necesidad” de destruir por completo los diques y acueductos que proveían en tiempos no muy lejanos a ese momento a la antigua Tenochtitlan: se destruyó el famoso Albarradón de Nezahualcóyotl. Siglos después, se comprendería el error de construir una ciudad bajo una superficie esencialmente cubierta por mantos acuíferos y un suelo inestable, la Ciudad de México ha padecido de inundaciones desde aquel lejano siglo XVI hasta hace algunos meses con las inundaciones en Chalco.

¿A qué viene el anterior relato que nos proporciona la investigación ecológica de National Geographic? Pienso que describe muy bien cuál ha sido la tendencia en cuanto a la toma de decisiones públicas que ha seguido México desde sus insípidos orígenes (desde Cortés), es decir, la regla en nuestro país ha sido la de poner en marcha proyectos intempestivamente sin antes reflexionar sobre las consecuencias y la viabilidad de dichos proyectos. Parece ser que no es un valor fomentado dentro de la estructura social mexicana el hacer un análisis mínimo de resolución de problemas, cuando éstos aparecen se toman decisiones para “cubrirlos” o para “erradicarlos” de manera directa sin formular la importantísima pregunta de cuál es su origen (o cuáles son sus orígenes).

Si se llega al poder (ejecutivo) y lo que se encuentra es un país infiltrado hasta los dientes por el crimen organizado, ¿por qué no desatar una guerra frontal contra el narco sin hacer un brevísimo análisis de los efectos secundarios que pueden generarse en términos de generación de la violencia? Sin mencionar los altísimo costos sociales y políticos de hacerlo. Algunas universidades norteamericanas ha prohibido expresamente a sus alumnos el intercambio estudiantil con México en tanto se mantenga el estado de warning por la violencia en nuestro territorio. Otro ejemplo, si se está siendo notoriamente ineficiente en la recaudación de impuestos, ¿por qué no importar impuestos recaudatorios o diseñar impuestos recaudatorios que terminan no cumpliendo con su objetivo y sí violando garantías (y con ellas, los derechos que protegen) constitucionales; en vez de hacer eficiente al aparato recaudador o atender la irracional asignación de recursos de empresas paraestatales y sindicatos? Si la educación pública es mala, ¿por qué no aumentar su presupuesto, pero sin canalizarlo hacia la reforma en la enseñanza, la capacitación, la infraestructura y la rendición de cuentas; destinándolo a los intereses de un sindicato sin transparencia y en su mayoría para pagar salarios de una incapaz burocracia magisterial. ¿Por qué cuando se toman buenas decisiones, como la reforma en materia de alimentación en escuelas públicas, no vienen acompañadas de la política pública de infraestructura y así llevarla a buen término? Porque son decisiones coyunturales, que ceden ante presión internacional y que se toman apresuradamente, decisiones que se han venido tomado de esa manera por décadas, siglos.

Como estos ejemplos hay demasiados en el devenir mexicano, sin embargo, de lo que es no puede –en términos de R. Vázquez- colapsarse con lo que debe ser. El hecho de que el conformismo, la coyuntura, la ineficiencia y la corrupción sean cosa de todos los días no las legitima. Aprovechando que vivimos en un tiempo en el que el conocimiento científico y la crítica analítica poseen el prestigio en materia de conocimiento, me parece de lo más interesante dotar antiguas nociones de contenido conceptual, nociones como la prudencia, como la virtud y de no ser posible, pues entonces creemos nuevas nociones que nos permitan equilibrar eficacia con exigencias materiales, pero hagámoslo. Estoy convencido de que el cambio comienza con la autoconciencia y ésta se desarrolla sólo cuando hay acceso a la cultura y a la educación, acceso que se garantiza no sólo por la vía estatal sino también por –y más profundamente- la vía privada.

Entonces, si a México le falta eficiencia, le falta análisis crítico y le falta educación, condicionantes enormes para el correcto funcionamiento de cualquier institución en una sociedad, aboquémonos a la mejora de la educación, pero no sólo con el desgastado discurso de la reforma educativa, empieza contigo, empieza ampliando tu discurso racional, empieza transmitiendo todo aquello que criticas y que te es inconforme hacia quienes no han reflexionado al respecto, comienza tú. Y es que no estamos determinados, las cosas pueden hacerse y hacerse bien: el Albarradón de Nezahualcóyotl no era una arcaica construcción de un pueblo atrasado, era una compleja red de diques y acueductos que filtraban el valle de México y dotaban a Tenochtitlán de un equilibrio pluvial y estructural.

Concluiré con algunas reflexiones de Robert Kennedy sobre la violencia y que considero vigentes dado el estado actual de cosas en México: con ellas busco no la retórica sino una vez más, reflexión:

“Why? What has violence ever accomplished? What has it ever created? No martyr's cause has ever been stilled by an assassin's bullet.

Whenever any […] life is taken by another […] unnecessarily - whether it is done in the name of the law or in the defiance of the law, by one man or a gang, in cold blood or in passion, in an attack of violence or in response to violence - whenever we tear at the fabric of the life which another man has painfully and clumsily woven for himself and his children, the whole nation is degraded. 

"Among free men," said Abraham Lincoln, "there can be no successful appeal from the ballot to the bullet; and those who take such appeal are sure to lose their cause and pay the costs."