lunes, 8 de febrero de 2010

Departamentales en el ITAM

Departamentales en el ITAM
por Andrés Aguinaco Gómez-Mont

La facultad de derecho del ITAM está tomando la acertada decisión de implementar una política de exámenes departamentales en algunas de sus materias. “La idea es uniformar los conocimientos de los alumnos del ITAM”, comentó un profesor. Ante tan grata noticia, tomo esta oportunidad para hacer mi nominación oficial al panel que decidirá qué preguntar en los exámenes departamentales. Creo sinceramente que soy el mejor candidato para el puesto.

Si vamos a reducir la libertad de cátedra y a hacer exámenes departamentales, me necesitan en el panel de decisión, entre otras razones, porque, a diferencia de la Administración actual del Departamento, yo sí puedo admitir que el ITAM ya carece de libertad de cátedra. Sólo que hasta ahora la culpa no era del ITAM, sino de Porrúa y del Fondo de Cultura Económica. ¿Digo, qué tanta libertad de cátedra puede haber en las escuelas de derecho si todas utilizan los mismos, bien empastados, libros Porrúa? La libertad de cátedra se merma cuando no se tiene más que un par de cosas que decir.

En fin, como miembro del panel de decisión, las preguntas para los exámenes departamentales las voy a elegir basándome en los siguientes criterios fundamentales: cultura pop legal; cosas que harían Denny Crane y Alan Shore; conocimientos básicos para coquetear con el MP, y técnicas para facturar al cliente el tiempo que estoy en Face-Book.

Ya en el poder, no me voy a detener con elaborar los exámenes departamentales; también voy a hacer algunas modificaciones al programa de derecho. Por ejemplo, no me opongo a que sigamos yendo bajo el título de “Facultad de Derecho”, pero sí voy a ampliar el currículo con materias más trendy que obedezcan a las exigencias de la sociedad moderna: Políticas Públicas y Derechos Humanos, fuera; Yoga y Wii Fit, dentro. Vamos a mantener la materia de Fiscal, pues todos queremos aprender a venadear al fisco; en cambio, nos desharemos del curso de Laboral porque, en resumidas cuentas, los trabajadores no tienen derechos. También, los alumnos deberán cuadrarse ante el escudo del ITAM y, finalmente, tomar su café sin leche. Un buen abogado siempre toma su café sin leche (La idea de diluir el café es abominable y anti-itam).

Ya que a todos los alumnos vamos a enseñarles lo mismo, no será necesario contratar para el cuerpo docente a grandes investigadores o litigantes con visiones auténticas del derecho. Mejor vamos a contratar nombres de la farándula jurídica que le den caché a la Institución (aunque admito, ésta no es idea mía, la actual administración ya lo hace). Vamos a ser la envidia de todas las otras escuelas de derecho cuando digamos: “brother, en la cátedra de Constitucional que nos da Juanito aprendimos a negociar cargos públicos”; o bien, “En Contratos, Irma Serrano ya nos enseñó cómo facturar doble salario por concepto de gastos de oficina”. Con estas modificaciones al Programa de Derecho, vamos a engendrar, si bien abogados de molde, cuando menos abogados de buen porte. Nos vamos a encargar de que los egresados del ITAM sean menos emprendedores y entusiastas (fama que caracteriza al ITAM), y más personas en forma y con sedoso sentido de la moda. Así, nunca más nos ruborizaremos cuando entre dientes digamos “soy egresado del ITAM”.

Algunos de ustedes, sin duda, sentirán que el espíritu humanista del ITAM estará siendo traicionado. Nos dirán: “¿qué no en una escuela humanista debemos valorar la tolerancia, la diversidad de ideas y la libertad de cátedra?, ¿qué no es un poquito arrogante imponer a los profesores lo que deben enseñar en su materia?” A ustedes les contesto que no tiene nada de malo ser homogéneos si nos vemos guapos mientras lo hacemos. Además, están equivocados. Ustedes no lo sabían, pero hay un conjunto de conocimientos básicos que generan a los mejores abogados y yo soy el único capaz de discernir cuáles son.

Ahora que lo pienso, mi principal reto va a ser que los estudiantes y profesores acepten que mi visión del nuevo currículo y contenido de mis departamentales es el mejor. Para esto voy a contratar a Herr Goebbels como mi director de propaganda. Bajo su supervisión, dejaremos en claro, de una vez por todas, la evidente superioridad de mis políticas para el Departamento.

Pero, si el ITAM decide tomar la absurda decisión de escoger mejores maestros y permitir que sus profesores decidan libremente qué enseñar, entonces tendré que soportar el lúgubre resultado de no tomar clases con el fantoche del momento o saber precisamente lo mismo que todos los otros egresados de mi escuela. Si esto pasa, para hacerme sentir mejor, voy a utilizar mi tiempo restante en buscar formas menos obvias de controlar el ITAM.

7 comentarios:

  1. No puedo estar más de acuerdo, la mejor manera de enseñar derecho es suprimir cualquier clase de opiniones y visiones divergentes. Que nadie piense, la memorización de un libro previamente pactado de texto es el mejor camino para lograr ser la mejor escuela y que nuestros abogados realmente apliquen el derecho. Los examenes en donde el alumnos argumenta son únicamente una pérdida de tiempo, a quien le importa lo que el alumnos piense. Las cosas en el derecho no tienen lugar a posturas diversas por lo tanto un examen de opción multiple basta. Mejor aún, para que quitarle el tiempo a los profesores calificando, que otros alumnos califiquen los examenes, finalmente sólo tienen que corroborar que se haya elegido la letra correcta.

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  2. Aprovecho este espacio para mandar un caluroso saludo hasta Harvard, al ardido fundador del movimiento de exámenes departamentales y campeón en memoria a corto plazo. You know who i mean!!

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  3. Creo que mi opinión anterior fue un poco dura, así que en aras de tener una postura un poco menos radical, lo que si aplaudo es el hecho de que se quiera solucionar otro problema del Dpto. de Derecho del que todos nos quejabamos. En varias materias se hacía y sigue haciendose patente, la enorme diferencia de exigencia, excelencia, aprendizaje, etc., de un profesor a otro. Esto no sólo influye en lo que tiene que hacer el alumno en términos de trabajo, sino que tiene repercusiones serias en las calificaciones. El problema que deriva es que alumnos que deciden meter las materias con los mejores y mas estrictos profesores (aunque no siempre sean los mismos) tienen menores calificaciones que quien metió la materia con el típico profesor barco, que normalmente, es con el que menos se aprende. Y por más que queramos que las calificaciones sean sólo un número, lo cierto es que son estas las que te pueden dar una beca, una mención honorífica, una maestría. Así que por ese lado, aplaudo la preocupación del Departamento por solucionar este grave problema, aunque no este de todo acuerdo con los métodos utilizados.

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  4. La crítica me parece sumamente exagerada. Estoy de acuerdo que hay muchos puntos en contra de la departamentalización, pero es necesario comprender que no hay malas intenciones de por medio. No es novedad que el Departamento de Derecho ha bajado de nivel en los últimos años, a comparación de la excelente posición que ocupaba anteriormente. Si lo consideramos, la pretensión es recuperar ese prestigio. Por lo tanto, en lugar de refugiarnos en la crítica, necesitamos buscar el diálogo. ¿Acaso no hemos aprendido algo en nuestra formación como abogados? ¡Ánimo compañeros!

    Atte.
    Daniel López-Andrade Ulloa

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  5. Si bien entiendo el motivo del departamento, la decisión me parece sumamente equivocada. No dudo que los exámenes departamentales homologan una mínimo de exigencia, sin embargo, al llevar a cabo tal pretensión, castigan de manera exagerada la creatividad en nuestra carrera. El precio por superar la mediocridad puede ser por demás exagerado. Finalmente, con peligro de sonar terriblemente pedante, valdría la pena cuestionar la responsabilidad que nosotros como alumnos tenemos en este problema.

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  6. Está muy interesante el artículo, un poco severo.

    El tema de las evaluaciones departamentales es uno delicado y sin duda requiere de buena refelxión.

    Lo que adelanto es mi duda sobre el papel que juegan los alumnos en este tipo de toma de decisiones.
    Me queda claro que no estamos en una democracia estudiantil ni mucho menos estamos en un espacio en el que nuestra voz se escucha o tiene alguna influencia. Lo que no se me acaba de aclarar es por qué le mueven tanto al departamento de derecho sin hacer una sola consulta oficial a los estudiantes que, al fin del día, somos nosotros los que vamos a la universidad, los que nos perjudicamos o beneficiamos de cualquier decisión.

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  7. Andres, no estoy de acuerdo contigo. Entiendo el propósito y la forma del escrito, pero creo que no estás siendo justo con la política del departamento.

    Por qué no exponemos los argumentos en contra y a favor de la implementación de exámenes departamentales en el ITAM y discutimos si mejoran o empeoran nuestro aprendizaje y nuestra escuela. Me parece que este texto tiene fundamento en un juicio a priorístico que no nos compartes. Por qué digo esto, porque a lo largo del mismo solamente expones una inconformidad, pero en ningún momento la fundamentas ni argumentas.

    Cuando dices que "hay un conjunto de conocimientos básicos que generan a los mejores abogados y yo soy el único capaz de discernir cuáles son". Creo que ahí se encuentran dos aserciones que podrían facilmente contra argumentarse; pero eso sólo serviría si en realidad fueran esgrimidas por quienes decidieron implementar los departamentales, lo cual no creo sea el caso.

    No sé si es la mejor decisión la que tomó el departamento de derecho y no sé si va a lograr que tengamos un mejor acercamiento a lo que sea el derecho. Lo que sí sé es que actualmente el nivel académico estudiantil que tenemos es bastante bajo, y mucho tiene que ver el que haya muchos maestros bastante malos.

    Si el deseo de mejorar la calidad de nuestra escuela no viene del departamento ¿va a salir de nosotros? Hasta el momento no nos ha importado y dudo que nos vaya a importar.

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